Ella venia del norte del país, tenía
mucha prisa por encontrarse con sus seres queridos y su ser amado, pero esta
prisa trajo consigo….
……. un fuerte claxon, el sonido de las sirenas de emergencia y de pronto silencio……..
Ella era Lupe, 38 años madre de tres niños y mi gran amor a los 20, cuan difícil situación para mi aun en la universidad y con una mujer viuda y con sus niños y ahora a enfrentar este nuevo pasaje.
Ella llego a la capital en una ambulancia en estado de coma, inconsciente y sin expresión en su rostro, el diagnostico fue tres vértebras lumbares aplastadas y múltiples contusiones; los doctores decían que no podían hacer nada hasta que recupere el conocimiento, era la única forma de determinar si había sido afectada la medula espinal y por ende si aun tenia movilidad en las piernas.
Fueron largos días en vela, su rostro era como de cera, parecía de porcelana, su cutis suave, daba una apariencia de estar serenamente dormida, su respirar era muy lento tal vez demasiado lento y angustiante a la vista, hubo noches en que por momentos parecía que se quejaba y parecía que hablase, o tal vez eran mis impuestas ilusiones de verla consiente.
La noche del sétimo día de su accidente sucedió algo extraño ella comenzó a murmurar llame a los doctores y me dijeron que solo eran reacciones que esperemos que recupere el conocimiento.
Pero el miedo de perderla o tal vez las ansias de escucharla me puse a conversar con ella, esto que les voy a narrar no sé si me lo imagine o sucedió aun tengo algunas dudas sobre ello.
La llame por su nombre Lupe, Lupe me escuchas soy yo Héctor estoy acá contigo, nunca te dejare, me entiendes, me escuchas, soy yo…
Ella parecía oír, su rostro esbozo una ligera sonrisa pero aun tenía sus ojos cerrados, en eso me pareció que decía entre balbuceos y palabras entrecortadas “es hermoso” yo le dije si es hermoso, ella “todo es hermoso, todo es verde es una loma muy bonita, es lindo el lago tiene agua transparente” luego quedo en silencio, esto me asusto de verdad y quise ver su respiración, esta era lenta y muy pausada.
Luego comenzó a murmurar no sé si fue lo que yo quise oír o lo que verdaderamente ella decía “todo es lindo, el agua es limpia, todo es verde yo voy para allá, es bello muchas flores de colores, son hermosas la luz es blanca esta por todos lados, es muy blanca”.
Luego silencio ese día tenía la esperanza de que recobre el conocimiento y decía entre mi, ha tenido un sueño.
Pero en la madrugada, sus gritos me sobresaltaron, ella gritaba “no, déjenme, váyanse déjenme” cuando la vi tenía los ojos abiertos y la expresión de su rostro era de terror, ella estaba asustada y me señalaba hacia un armario y me decía “no, que no me lleven diles que se vayan, diles; bótalos de acá, que me dejen”; verdaderamente no comprendía que pasaba, pero de verdad ella estaba aterrada y solo por calmarla hice como si hubiese alguien y simulaba que lo votaba con palabras soeces y con voz alta, hasta que ella se calmo, su respiración esta vez era agitada, pero aun así volvió nuevamente a su estado de inconsciencia casi instantáneamente.
En la mañana la deje dormida al cuidado de su hija mayor, y me marche a descansar, cuando estaba descansando en casa recibo una llamada, ella había despertado.
Después de un tiempo ella se recupero, no había sido afectada la medula espinal y caminaba con alguna dificultad y recordando esa noche ella me dijo “creo que vi. La luz, no estoy segura, pero venían por mi”
Este recuerdo vino a mi mente al leer la novela de Haruki Murakami, Tokio Blues (Tusquets) les transmito un pequeño párrafo.
“aquella pequeña llama; semejante a un alma que hubiese perdido su destino, siguió errando eternamente en la oscuridad de mis ojos cerrados. Alargue las manos repetidas veces hacia la oscuridad pero no pude tocarla. La tenue luz quedaba más allá de las yemas de mis dedos”.
Reflexivamente Hector.OGG.
……. un fuerte claxon, el sonido de las sirenas de emergencia y de pronto silencio……..
Ella era Lupe, 38 años madre de tres niños y mi gran amor a los 20, cuan difícil situación para mi aun en la universidad y con una mujer viuda y con sus niños y ahora a enfrentar este nuevo pasaje.
Ella llego a la capital en una ambulancia en estado de coma, inconsciente y sin expresión en su rostro, el diagnostico fue tres vértebras lumbares aplastadas y múltiples contusiones; los doctores decían que no podían hacer nada hasta que recupere el conocimiento, era la única forma de determinar si había sido afectada la medula espinal y por ende si aun tenia movilidad en las piernas.
Fueron largos días en vela, su rostro era como de cera, parecía de porcelana, su cutis suave, daba una apariencia de estar serenamente dormida, su respirar era muy lento tal vez demasiado lento y angustiante a la vista, hubo noches en que por momentos parecía que se quejaba y parecía que hablase, o tal vez eran mis impuestas ilusiones de verla consiente.
La noche del sétimo día de su accidente sucedió algo extraño ella comenzó a murmurar llame a los doctores y me dijeron que solo eran reacciones que esperemos que recupere el conocimiento.
Pero el miedo de perderla o tal vez las ansias de escucharla me puse a conversar con ella, esto que les voy a narrar no sé si me lo imagine o sucedió aun tengo algunas dudas sobre ello.
La llame por su nombre Lupe, Lupe me escuchas soy yo Héctor estoy acá contigo, nunca te dejare, me entiendes, me escuchas, soy yo…
Ella parecía oír, su rostro esbozo una ligera sonrisa pero aun tenía sus ojos cerrados, en eso me pareció que decía entre balbuceos y palabras entrecortadas “es hermoso” yo le dije si es hermoso, ella “todo es hermoso, todo es verde es una loma muy bonita, es lindo el lago tiene agua transparente” luego quedo en silencio, esto me asusto de verdad y quise ver su respiración, esta era lenta y muy pausada.
Luego comenzó a murmurar no sé si fue lo que yo quise oír o lo que verdaderamente ella decía “todo es lindo, el agua es limpia, todo es verde yo voy para allá, es bello muchas flores de colores, son hermosas la luz es blanca esta por todos lados, es muy blanca”.
Luego silencio ese día tenía la esperanza de que recobre el conocimiento y decía entre mi, ha tenido un sueño.
Pero en la madrugada, sus gritos me sobresaltaron, ella gritaba “no, déjenme, váyanse déjenme” cuando la vi tenía los ojos abiertos y la expresión de su rostro era de terror, ella estaba asustada y me señalaba hacia un armario y me decía “no, que no me lleven diles que se vayan, diles; bótalos de acá, que me dejen”; verdaderamente no comprendía que pasaba, pero de verdad ella estaba aterrada y solo por calmarla hice como si hubiese alguien y simulaba que lo votaba con palabras soeces y con voz alta, hasta que ella se calmo, su respiración esta vez era agitada, pero aun así volvió nuevamente a su estado de inconsciencia casi instantáneamente.
En la mañana la deje dormida al cuidado de su hija mayor, y me marche a descansar, cuando estaba descansando en casa recibo una llamada, ella había despertado.
Después de un tiempo ella se recupero, no había sido afectada la medula espinal y caminaba con alguna dificultad y recordando esa noche ella me dijo “creo que vi. La luz, no estoy segura, pero venían por mi”
Este recuerdo vino a mi mente al leer la novela de Haruki Murakami, Tokio Blues (Tusquets) les transmito un pequeño párrafo.
“aquella pequeña llama; semejante a un alma que hubiese perdido su destino, siguió errando eternamente en la oscuridad de mis ojos cerrados. Alargue las manos repetidas veces hacia la oscuridad pero no pude tocarla. La tenue luz quedaba más allá de las yemas de mis dedos”.
Reflexivamente Hector.OGG.