No
creo que alguien de nosotros quiera ver sumergido en el fracaso a sus hijos,
tal como nuestros padres estuvieron presentes en nuestro desarrollo, nosotros
ahora buscamos ese éxito de nuestros hijos, unos tomaran parte de este
desarrollo tan solo como simples testigos y otros inclusive querrán enfrentar
las luchas y las adversidades de sus adorados retoños,
En el
juego de la vida existen puntos que podemos definir como claves, los problemas
escolares, decepciones amorosas, preferencias profesionales, derrotas
laborales, elegir pareja, etc.
El que
solamente es un espectador del desarrollo de sus retoños es como si estuviese
en la tribuna comentando las buenas o malas jugadas que hacen sus hijos en el
juego de la vida.
En
cambio el que quiere decidir todo por sus hijos se enfrenta al rechazo que
provoca la rebeldía y la falta de experiencia y puede ser expulsado del juego.
Este
comportamiento esta finamente formado en nuestras propias experiencias y los
concejos aceptados o no, de nuestros padres, esa es la gama de posibilidades
que manejamos en este juego, que de por cierto no existen repeticiones y no se
presentaran revanchas salvo casos específicos.
Muchos
padres se sentaran en la tribuna a ver el juego de sus pequeños comentaran las
excelentes jugadas y lamentaran las malas, otros serán una especie de
directores técnicos que trataran de dirigir las vidas de sus niños para que
lleguen a buen puerto, otros en cambio querrán participar activamente se
meterán a la cancha para vengar alguna falta cometida a nuestro retoño, gritar
y ganarle la moral al árbitro para que favorezca a nuestros engreídos,
inclusive lo obligaran a repetir la jugada hasta que nuestro bello retoño logre
el éxito.
Imaginemos
el minuto 90, penal a favor de nuestro crio, es momento de escoger profesión.
Nosotros entramos a la cancha le decimos patea a la izquierda (ingeniería) a la
derecha no (filosofía), queremos decidir por ellos lo atosigamos y lastima, el
mismo nos expulsa de sus vidas y nos dice déjame jugar; nos vamos con el rabo entre
las piernas por esta actitud. Nosotros miramos desde lejos a ver qué sucede,
Pero el penal tiene que ejecutarse y se presentan las siguientes opciones.
1.
Rehúsa patear el penal diciendo no estoy listo.
2.
Decide impulsado por su rebeldía patear al sentido contrario del que queríamos
y falla.
3.
Anota el gol del triunfo, y logra el éxito, estábamos equivocados nosotros.
De
verdad muchos de nosotros enfrentamos día a día este juego que nos ofrece la
vida escogemos alternativas basados en nuestra propia experiencia y muchas
veces miramos en busca de nuestros padres solicitándole algún concejo y muchas
veces preguntamos al cielo, porque nuestros padres no nos dieron esa dirección
técnica para enfrentar este juego, pero nos olvidamos que en un arranque de cólera
y guiados por un impulso decidimos expulsarlo de nuestro juego.
Cariños
Hector.OGG.