¿Parejas?
Algunas veces el intento de sostenimiento de aquello que ha
de sostener el vínculo de una pareja… ¡es insostenible! ¡Ah, tarea difícil es
hacer el recuento! No lo haré aquí. Sabemos que hablar de dos no es hablar de
un ingrediente, ni de una palabra, ni de un acto compasivo, ni basta con decir
“mi amor” constantemente; tampoco con proveer lo necesario, ni siquiera con
tener sexo diario. Es preciso sostener la diferencia entre los sexos y las
consecuencias de la misma, esto es dar mantenimiento a una relación donde dos
aportan distintas opiniones, juicios y anhelos, que son sostenes individuales
que le permiten a cada uno, ser quien es, singular e irrepetible.
Cada pareja es una historia única de dos que comparten. Dos
que quieren tener la razón, quieren algo diferente, respetable -aun cuando sea
distinto-. Dos que siempre estarán luchando por el dominio; aunque a veces
ceden, y en ese acto, ven como no se puede sostener su propio deseo, lo ceden
para que la pareja se complazca. Es como poseer el control remoto de la
televisión y no ver su programa favorito. Dos que llevan a la relación mitos,
historias, costumbres, manías y formas de amar aprendidas de su familia origen
o de anteriores relaciones. A esto se le suma lo que cada uno desea consciente
e inconscientemente, más lo que anhelan como pareja para su convivencia
cotidiana.
Diferentes formas de anhelar ser amado y en esto escuchado,
acariñado, comprendido. Ellas, quieren ser amadas y que el amor se diga con
palabras; ellos quieren un amor diferente, a veces con apariencia de sólo sexo,
pero con una petición entre líneas de ternura, afecto y reconocimiento.