martes, 17 de junio de 2014

¿Parejas?

¿Parejas?

Algunas veces el intento de sostenimiento de aquello que ha de sostener el vínculo de una pareja… ¡es insostenible! ¡Ah, tarea difícil es hacer el recuento! No lo haré aquí. Sabemos que hablar de dos no es hablar de un ingrediente, ni de una palabra, ni de un acto compasivo, ni basta con decir “mi amor” constantemente; tampoco con proveer lo necesario, ni siquiera con tener sexo diario. Es preciso sostener la diferencia entre los sexos y las consecuencias de la misma, esto es dar mantenimiento a una relación donde dos aportan distintas opiniones, juicios y anhelos, que son sostenes individuales que le permiten a cada uno, ser quien es, singular e irrepetible.

Cada pareja es una historia única de dos que comparten. Dos que quieren tener la razón, quieren algo diferente, respetable -aun cuando sea distinto-. Dos que siempre estarán luchando por el dominio; aunque a veces ceden, y en ese acto, ven como no se puede sostener su propio deseo, lo ceden para que la pareja se complazca. Es como poseer el control remoto de la televisión y no ver su programa favorito. Dos que llevan a la relación mitos, historias, costumbres, manías y formas de amar aprendidas de su familia origen o de anteriores relaciones. A esto se le suma lo que cada uno desea consciente e inconscientemente, más lo que anhelan como pareja para su convivencia cotidiana.

Diferentes formas de anhelar ser amado y en esto escuchado, acariñado, comprendido. Ellas, quieren ser amadas y que el amor se diga con palabras; ellos quieren un amor diferente, a veces con apariencia de sólo sexo, pero con una petición entre líneas de ternura, afecto y reconocimiento.

domingo, 1 de junio de 2014

¿Y tú, ya sabes AMAR?

Estoy aprendiendo a aceptar a las personas, aun cuando ellas me defrauden, aun cuando se salgan del ideal que yo tengo de ellas, aun cuando ellas me hieran con palabras ásperas o acciones irreflexivas.
Es difícil de aceptar a las personas así como ellas son, y no como quiero que sean.
Es difícil, pero estoy aprendiendo, porque estoy aprendiendo a AMAR, estoy aprendiendo a escuchar. Para escuchar con los ojos, con los oídos, con el alma, con todos los sentidos, lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos tristes, y las manos inquietas.
Para escuchar el mensaje que esconden las palabras, para descubrir la angustia guardada, la inseguridad enmascarada, y la soledad encubierta. Para penetrar en la sonrisa falsa, la felicidad simulada, y la adulación exagerada. Para descubrir el dolor de cada corazón, para descifrar el porqué de las lágrimas.
Poco a poco, yo estoy aprendiendo a amar.

Estoy aprendiendo a perdonar, porque el amor perdona, limpia las heridas, y borra las cicatrices que la incomprensión e inseguridad grabaron en mi corazón herido. El amor alivia la herida que dejaron los pensamientos dolorosos, y no cultiva las ofensas con piedades y autocompasión.
El amor perdona, da alivio, y extingue todo el dolor en el corazón.
Paso a paso, estoy aprendiendo a perdonar y a amar, estoy aprendiendo a descubrir el valor dentro de cada vida. Estoy aprendiendo que el afecto y la aceptación, son necesarias para soportar las experiencias duras vividas a lo largo de los años.
Estoy aprendiendo a ver el alma de las personas, y las posibilidades que Dios les dio. Yo estoy aprendiendo, aunque tropezando, estoy aprendiendo. Estoy aprendiendo a poner de lado mis propios dolores, mis intereses, mi ambición y mi orgullo, cuando éstos impiden el bienestar y la felicidad de alguien.
Aun así, estoy aprendiendo a AMAR.

¿Y tú, ya sabes AMAR?