miércoles, 26 de febrero de 2014

MI PONY

MI PONY 
Recuerdos que vienen a mi memoria de la época de mi niñez, hago un poco de memoria y traigo a mi mente esas visitas a mi abuela, la madre de mi padre, a la cual no tengo memoria de haberla visto alguna ves de pie tengo vagamente el hilo de su silla de ruedas, ella hablaba español pero muchas veces decía palabras que solo entendía mi padre, me preguntaba siempre como sería mi abuelo al que nunca conocí y me preguntaba qué tan viejo seria y como se debería ver, esa falta de respuesta me hizo a mismo prometerme que nunca envejecería, lo cual por cierto hasta la fecha he logrado con un singular éxito.
En esas visitas de domingo, recuerdo a mi pony era de color castaño yo casi era de su tamaño, ya que aún era muy pequeño solo me dejaban pasear por los alrededores de la casa, mi pony me seguía a todos lados, le gustaban mucho los caramelos y el chocolate siempre que yo tenía uno en la mano el venia y me lo quitaba.
Este recuerdo viene a mi mente ahora, ya que hoy tuve la oportunidad después de algún tiempo de reunirme con dos de mis hermanas mayores, que están fuera del país y en esa charla que evoca los recuerdos, trajo acotación a mi abuela y entre recuerdos les dije de mi pony; mis dos hermanas me miraron sorprendidas y me dijeron ¿cuál pony?, el de mi abuela y les narre este vago recuerdo.
Ellas se miraron una a otra y me dijeron tu nunca has tenido un pony, en la casa de la abuela si era una pequeña hacienda había caballos, vacas, pollos, gallinas, etc. Pero nunca hubo un pony.
Yo les insistí que sí, ellas buscaron entre las fotografías de mi abuela y me mostraron las fotos de la casa, y lo más cercano y parecido a un pony era el perro que tenía mi abuela, aparentemente de color castaño ya que la fotografía era en blanco y negro, y que según ellas me seguía a todos lados y me quitaba de la mano todo lo que yo comía.
Esto nos causó una gran sonrisa pero ahora me pregunto en qué etapa de mi desarrollo este perro se convirtió en mi pony.

¿Cuántas veces nos auto engañamos nosotros mismos? Para hacer tolerable o agradable nuestras frustraciones.
¿Cuántas veces idealizamos a nuestras parejas? Para aceptarlas.
¿Cuántas veces aceptamos como cierto lo que nuestra mente nos ofrece como vinculo de tolerancia?
Muchas veces necesitamos de la ayuda de otros para descubrir que nos auto engañamos y nos preguntaremos nosotros mismos ¿Por qué?


Cariñosamente Hector.OGG.

viernes, 14 de febrero de 2014

Abacho, Becho y tu Yapita

Abacho, Becho y tu Yapita
Ese despertar hacia nuevas experiencias, me llego a un joven con tan solo 13 años, a experimentar el comienzo de nuevas sensaciones, no sé como pero de un momento a otro tenia a mi novia, ella se llamaba Carmen, pero todos en el barrio le decíamos “Mona” y de verdad era una monada de niña con sus doce añitos llenos de dulzura y candidez, ella siempre estaba deslumbrante y atrevida con sus zapatitos de charol, sus medias cubanas y su vestidito de blondas y encajes que dejaba ver sus rodillas y algo más, siempre ella con sus seductoras cintas de color carmesí en su cabello, era una diosa.

Con ella pase mis primeras experiencias de enamorados, si se le puede decir así, nos veíamos en el parque, teníamos nuestro árbol preferido el cual era testigo de nuestros primeros ábachos y bechos; ese árbol guarda las iniciales de nuestros nombres en su tronco, iniciales que me costó dos semanas grabar utilizando un cortaúñas, éramos felices en nuestras citas bajo la copa de nuestro árbol, cada abacho y becho era una experiencia mágica para los dos.

Pero esta relación casi angelical se turbio cuando sus padres decidieron mudarse a otro lugar, la despedida fue trágica y me sumergí en el dolor y angustia de perder a mi amor, justo faltando una semana para del día San Valentín, día de los enamorados, fue triste la pena me duro largo tiempo, fueron dos largos y penosos días que estuve cabizbajo y meditabundo; hasta que conocí a Galita, una niña un poco mayor 15 añitos, y con una estampa de modelo de Play boy colosal, ya tenía senos y sus curvas se acentuaban en su ropa; yo con mis 13 años y con un vasto legajo de experiencia en temas de amores, la aborde con una inocencia y candidez casi virginal recibiendo como respuesta un SI al instante, estaba eufórico ya tenía nueva enamorada aunque un poco mayor que más daba y no estaría solo el día de San Valentín.

Galita con la inocencia de sus 15 años, me pregunto si había tenido alguna novia antes y le dije todo orgulloso que sí, ella siguió preguntando que hacíamos, le conté de nuestro árbol y de nuestros fogosos encuentros de abacho y becho; Galita sonrió y dijo “yo te voy a dar Abacho, Becho y tu Yapita”.

Esto de la yapita me tenía un poco desconcertado, yapita es cuando uno compra por decir algún producto, por decir 10 panes y gratis te dan uno más, eso es yapa y yapita es el diminutivo de Yapa.
Yo entre mí, decía ella cuenta los abacho y becho y después me dará más de Yapita. En fin no estaba preocupado.

Pero llego el día de San Valentín, no era un magnate como para llevarla al cine, solo nos limitamos a caminar por el parque y fuimos en busca de nuestro árbol el cual por supuesto seria solo nuestro, quedaba junto al árbol de Carmen ahí dimos riendas sueltas a todos nuestros abachos y bechos imaginables, ya había pasado bastante tiempo y era tarde era hora de decir hasta luego, pero ella me detuvo y me dijo ahora te voy a dar tu yapita.

Si quieren saber cual era la yapita imagínenselo, porque es para mayores de edad y Uds. son una niñitas, pero les digo que era algo mucho más que abacho y becho.

Feliz Día De San Valentín, Día del Amor y Amistad.
Cariños Hector.OGG.

Soy Tímido, Por Favor Insistir

miércoles, 12 de febrero de 2014

UN BELLO CORAZON


Un joven estaba en el centro de la ciudad, proclamando tener el corazón más bello de la región.
Una multitud lo rodeó y todos admiraron su corazón. No había marcas ni cualquier otro defecto. Todos estuvieron de acuerdo en que aquél era el corazón más bello que hubiesen visto.
El joven estaba muy orgulloso de su bello corazón.
De repente, un anciano apareció frente a la multitud y dijo: “¿Por qué el corazón del joven no es tan bonito como el mío?" La multitud y el joven miraron hacia el corazón del anciano, que estaba latiendo con vigor, pero tenía muchas cicatrices. Tenía lugares en que se habían removido pedazos habiéndose colocado otros en su lugar, pero éstos no encajaban bien, causando muchas irregularidades.
En ciertos puntos del corazón, faltaban pedazos.
El joven, al ver el corazón del anciano, dijo:......“Usted debe estar bromeando... Compare nuestros corazones. ¡El mío está perfecto, intacto y el suyo es una mezcla de cicatrices y agujeros!"
“¡Así es! – dijo el anciano. Viéndolo, tu corazón parece perfecto, pero yo no cambiaría el mío por el tuyo."
Mira, cada cicatriz representa una persona a la cuál le di mi Amor.
Tomé un pedazo de mi corazón y se lo di a cada una de esas personas.
Muchas de ellas me dieron también un pedazo de su propio corazón para que lo pusiera en el mío, pero, como los pedazos no eran exactamente iguales, posee irregularidades.
Pero yo los quiero, porque me traen recuerdos del Amor que compartimos.
Algunas veces, di pedazos de mi corazón a quien no me retribuyó. Por eso, tiene agujeros.
Y duelen. Permanecen abiertos, recordándome el Amor que sentí por esas personas...
Espero que un día ellas me correspondan, llenando ese vacío. ¿Qué te parece, joven? ¿Ahora entiendes en qué consiste la verdadera belleza?
El joven se quedó callado y las lágrimas rodaron por su rostro. Se aproximó al anciano., arrancó un trozo de su perfecto y joven corazón y se lo ofreció al anciano, quien retribuyó el gesto.
El joven miró su propio corazón, que ya no era perfecto como antes, sino más bello que nunca.
Los dos se abrazaron y se fueron juntos.
Como debe ser triste pasar la vida con el corazón intacto....
¡Yo me quité un pedacito especialmente para ti!
Ésta es tu oportunidad de quitarte un pedazo del corazón y enviárselo a las personas que quieres, o no hacerlo, y dejar tu corazón intacto...
Cariñosamente Hector OGG.