Miluska, Brenda y Yo
Era
diciembre acababa de salir de vacaciones escolares tenía 16 años y la verdad
estaba aburrido por las limitaciones económicas, envidiaba a mis hermanos que
salían y venían en sus carros y se vestían como querían, en fin quería un poco
de libertad, esa libertad que da el dinero para ciertas cosas.
Mi padre como siempre nos llevó a la finca, a
pasar las vacaciones, yo estaba decidido a buscar algo que me genere dinero y
no se me ocurrió otra cosa que iniciarme en el negocio de la crianza de patos,
con esta firme convicción un día aparecí en la casa con 1000 patitos y un saco
de comida, los instale en la parte posterior de la casa, mi abuela y mi madre
no pusieron ningún obstáculo pero decían ahora que venga tu padre veras.
Cuando llego mi padre dio el grito al cielo
¡PATOS!, le explique tratando de convencerlo de mi propósito él me dijo mañana
veras.
Al día siguiente me levanto a las 5 de la
mañana y me dijo trae todos tus patos y me llevo a un cuarto que quedaba al
lado opuesto de la casa, yo dije genial pero no era para los patos, era para mí
ese cuarto y me dijo “tú vas a vivir acá y tendrás que cuidar tu inversión, le
construirás su galpón, comederos, bebederos; mientras tu tengas tu propio
negocio solo iras a la casa para comer y después regresas a tu empresa”
Es ahí donde conocí a Brenda la cual desde esa
fecha era mi vecina, yo dije al menos no estaré solo. Me acomode una cama, una
mesa, y algo que parecía un aparador, no había corriente eléctrica así que
tenía que aprovechar la mayor cantidad de horas de luz solar, construí mis
galpones, bebederos y comederos, cuando todo estaba viento en popa apareció
Miluzca, muy mimosa ella pero le llamaba con demasiada atención los patitos,
los contemplaba y pasaba horas observándolos.
Mi rutina era de estar en pie a las 5 de la
mañana, en este punto Miluzca era bien floja por más que quería levantarla no
podía y se iba a seguir durmiendo a otro lado, les daba de comer a mis patitos,
les cambiaba el agua y veía si alguno estaba enfermo, después de esto salía con
Brenda a pasear por los alrededores de la finca hasta las 8 de la mañana de ahí
regresaba a mi empresa.
Solo iba a la casa a tomar desayuno, almorzar,
cenar o cuando era estrictamente necesario. Me aburría como nadie y busque que
hacer, ahí me acorde la colección de libros que mi padre tenía en la
biblioteca, tome todos los que pude de autores como Platón, Aristóteles,
Descartes, Kafka, Dostoievski, Freud y otros más.
Ya que tenía tiempo disponible me decidí a
darle lectura a estos autores, el hecho de tener demasiado tiempo libre me
inclino a preparar resúmenes de sus obras y tratar de interpretarlas, lo hacía
casi tratando de identificarme con el autor pero a mi propio estilo, luego por
las tardes salía al patio a recitar o dialogar con Miluzca, Brenda y mis
patitos. Lo hacía en voz alta ya que era joven y no tenía ningún reparo.
Una vez me acuerdo trate el dialogo de Sócrates
el cual se refería a la “trascendencia del alma” si Uds. Hubieran visto la
atención con que escuchaba Brenda parecía que le impresionaba todo lo que
decía, mis patitos en cambio algunos me prestaban atención y otros no, pero
poco a poco logre captar su atención, ellos cuando me veían reconocían a la
persona que les daba de comer y ponían una atención bárbara a todos mis
movimientos y hasta perecía que escucharan todo lo que decía, en cambio Miluzca
se tornaba displicente hasta bostezaba ella era un caso perdido de apatía.
Ya habían trascurrido los 70 días y los patitos
ya no eran patitos eran patos y llego la hora de la venta mi padre se encargó
de ello, separo 8 patos machos los de mayor desarrollo y peso y 180 hembras las
mejores, ellos iban a ser la reproductores, y el resto los vendió a un
comisionista, fue increíble ver en la mano de mi padre todo ese montón de
dinero junto que era mío. Él me dijo "reinviertes sí o no", yo le
dije claro esta operación de reinvertir la llegamos hacer hasta en 4
oportunidades yo tenía que alternar mis estudios escolares con el cuidado de mi
empresa, y se venía la última campaña puesto que mi padre me dijo que tenía
otro gran reto; la universidad.
Esta vez ya no íbamos a comprar los patitos
bebes puesto que tenía incubando a casi 180 patas cada una tenía entre 16 y 18
huevos.
Yo estaba nuevamente de vacaciones cuando estos
huevos reventarían lo cual parece que mi padre calculo muy bien el tiempo.
Mientras yo seguía con mi rutina de leer, hacer
notas y preparar mis remedos de conferencias pero me toco Freud y su teoría del
psicoanálisis, me prepare como nunca parecía que de verdad dictaría una
conferencia, esta vez contaría con invitados especiales mi abuela y mi Madre,
comencé mi perorata pero pronto mi abuela se quedó dormida y mi madre estaba
más preocupada por su tejido y me dejaron solo con mi público habitual Miluzka,
Brenda y mis patitos, me dirigí a Miluzka y le dije mirándola a los ojos tu
dime cuál es tu problema, porque esa obsesión, porque que miras tanto los
patitos, debes de haber tenido algún problema antes, ella opto por salir
corriendo siguiendo a mi madre y mi abuela, busque a Brenda ella me miro
curiosamente y se dio media vuelta sin prestarme atención solo quedaron mis
patos que no sé si me escuchaban con atención o solo esperaban la hora de
comer.
Cuando reventaron los huevos era un sabana
inmensa de color amarillo que se movía, eran más de 1500 patitos era
espectacular yo estaba feliz por ver todo eso, en eso llega mi padre y me dice
“buen trabajo has hecho, ahora necesitas más galpones más comederos, bebederos
y por supuesto más espacio, entonces te tengo que subir el alquiler”.
Ante esto no podía dormir pensando que hacer y
logre una idea, en la mañana siguiente a las 5 de la mañana desperté a la floja
de Miluzca y Brenda la cual me seguía con su orgullo, hasta la casa le dije a
Brenda que me espere y entre a la casa con Miluzka fui hasta la habitación de
mi hermana la desperté y le dije “Carmen toma tu gata y que no se acerque a mis
galpones ahora tengo más de 1500 patitos y no puedo estar cuidando también a tu
gata Miluzka”
De ahí fui donde mi padre y le dije papa tú
quieres subirme el alquiler porque son más patos; pero tú no te das cuenta que
ahora que Brenda tiene su potrillo hay que prestarle más atención y cuidados,
además ahora son más plumas con lo cual puedes hacer más harina de plumas para
tus vacas y tendrás más abono para los campos.
Mi padre me miro y me dijo “que rápido aprendes
el negocio, tienes mucha razón, Pero olvidas la paga de tus maestros esos que
te han cultivado durante toda tu experiencia en tu empresa y que más aun te has
dignado dar conferencias en tu empresa crees que no lo sabía, esa cultura que
has adquirido a tus casi 17 años es invaluable”
Dicho esto y acabado el asunto termine mi
negocio de los patos, muy aparte de la satisfacción que da el dinero ganado,
tenía la satisfacción de todo lo que había aprendido.
Cariñosamente Hector.OGG.