Cuando tenía 12 años, esa edad en que es el
despertar del amor y el sexo, de la curiosidad de saber más de este fabuloso
tabú, del que muchos adultos no querían hablar con niños y mi único interés era
saber cada día más del fabuloso tema; mucha de la información que recibía era
errónea y falsa pero para mí era un tesoro preciado.
Mi madre cuando no, me ofreció al padre de la
parroquia para hacer las veces de monaguillo, yo me preguntaba ¿amor en la
iglesia? esa idea no se me cocinaba en la cabeza para nada, pero es deber de
obedecer a los padres y tuve que asistir a la iglesia ahora no como parroquiano
si no como participe en la misa, demás está decirles que con sotana blanca y el
sahumerio me sentía más que ridículo pero todos decían que veía relindo.
Mi primer domingo al lado del altar, estaba muy
nervioso, inclusive creo que me entro pánico escénico y mi estómago daba
señales de ello, fue para mí la misa más larga que haya estado presente, no
sabía qué hacer si salir corriendo al baño o aguantar; apenas salimos del altar
fui disparado al baño, después de eso el párroco me felicito por mi labor y me
dijo eso se te pasara con la costumbre y me invito a participar de la reunión
que él tenía con los miembros de la parroquia, yo no tenía más remedio que
aceptar a regañadientes ya que la que dijo si, fue mi madre.
En la reunión había señoras con sus hijas e
hijos; estaba tan confundido y extraño, me sentía como un perro en ascensor, Yo
estaba en un lugar buscando algo para entretenerme y en eso delante de mí, vi.
Unos Hermosos ojos color miel, cabellos castaño claro y un cuerpo que la
acompañaba, era Yuli ella estaba delante mío y me dijo “tú eres el monaguillo”
fueron las palabras más dulces que haya escuchado alguna vez después de misa,
sonaron las campanas de mi corazón llamando al amor, resonaron los coros
angelicales diciendo ¡ALELUYA! ¡ALELUYA! ¡ALELUYA! ¡ALELUUUUUYA! estaba
enamorado por primera vez, ella era divina, estaba flechado totalmente, lo cual
gracias a Dios era reciproco, le conteste de forma directa que “si era el
monaguillo”, ella me pregunto que como hice para serlo, yo en ese entonces
olvide decirle que fue más por obligación de mi madre que por vocación, y le
conteste que me gustaba ser monaguillo.
Desde ese entonces la veía todos los domingos
en misa y después en la reunión de parroquianos, era nuestra cita y sin querer
por el hecho de saber de ella, me convertí en el más ferviente miembro de la
parroquia al igual que ella.
Una vez estaba con Yuli, preparando el altar
para un matrimonio que se iba a realizar y nuestra curiosidad de saber que se
siente al casarse y estar frente al altar, el cual nos habíamos encargado que
luciera maravilloso, nos paramos al frente y nos casamos jurándonos amor
eterno, esa ves ella me dijo “este es nuestro Santo, Santo Amor”.
Este fue mi primer matrimonio, aunque ficticio
fue espontáneo y nació de la inocencia de dos niños.
Cariñosamente Hector.OGG.
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